UNA SEMANA



UNA SEMANA

Devorábamos las horas
entre risas, confesiones
y partidas de billar
dejando transcurrir la noche
en una madrugada
que fue testigo
de nuestros primeros besos,
nuestras primeras caricias
y nuestros primeros abrazos.
Nos olvidamos de la distancia
que nos volvería a separar
un tiempo después,
nos limitamos a ser nosotros,
y hasta la luna menguante
que iluminaba nuestras caras
tuvo envidia por unos instantes.
No nos daba miedo nada,
y perseguíamos a la policía
por las calles de una ciudad
a punto de despertar.
Nos atrevimos a tener 8 apellidos vascos,
ser kamikazes entre montañas de nieve
y soñamos con algún día
visitar el Gran Hotel Budapest.
Retuve tu perfume en mis manos,
tu sabor en mis labios,
y tengo guardados en una caja
los abrazos que me diste
para sacarlos uno a uno
cuando la soledad venga a visitarme.
Y aunque esta mañana al despertar
tu aroma se había diluido,
siempre querré volver a raptarlo
acariciando con mis dedos
tu delicado cuello.

Si la conocierais,
entenderíais por qué
se está convirtiendo
en la “Sophie Marceau
de mis sueños.
Pero ya no sé
si esta semana ha sido realidad
o un sueño
del que no quiero despertar.

Abril 2014
Antonio Rodríguez Álamo

 

Comentarios