QUEJAS


QUEJAS

Caminamos sin rumbo fijo
con las manos atadas
a nuestra desesperación,
como noctámbulos
a medianoche.
Beodos de soledad,
intentamos acariciar
el alma del otro
con un afilado cuchillo,
imitando al ciego
que con su tacto
descubre la vida
a retazos de esperanza.
Ofreciendo a desconocidos
nuestra sonrisa
aunque la llevemos
bajo una capa
de insalubre tristeza
y enfermiza infidelidad
hacia nosotros mismos.
Somos vagabundos
con corbatas de celofán
que se disolverán
como un azucarillo
con las últimas gotas
de fina lluvia
de este invierno
que no se quiere marchar.
Que somos
todo y nada,
soga para el ahorcado
y agua para el sediento
en este oasis diario.
Pero, de nada sirve quejarnos
sino es para hacer
con esas quejas
este poema,
para liberarlas,
para soltarlas,
para olvidarlas.

Antonio Rodríguez
Marzo 2018

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